sábado, 16 de julio de 2016

¿Qué es una Periostitis tibial?



La periostitis tibial o síndrome del corredor de fondo es una inflamación del periostio tibial. El periostio es la capa que envuelve los huesos. En esta capa se encuentran los vasos sanguíneos y nervios. Además, sirve como anclaje de los tendones y ligamentos al hueso. La continua tracción de los músculos sobre esta capa provoca su inflamación (periostitis).
La periostitis tibial se caracteriza por una inflamación y dolor en la cara anterior e interna de la tibia que mejora con el reposo. Puede aparecer una sensación de quemazón. Su palpación es en ocasiones muy molesta.

¿Cuáles son las causas de la Periostitis Tibial?
Las principales causas de esta lesión suelen ser el exceso de entrenamiento, poco descanso y la falta de estiramiento de la musculatura. Otras causas pueden ser:
Mala técnica: una mala técnica al correr o un apoyo inadecuado pueden provocar una excesiva tracción del periostio. Es común entre los corredores novatos o con poca experiencia.
El terreno: las superficies muy duras como el asfalto, los terrenos muy irregulares y las cuestas favorecen la aparición de la periostitis tibial.
Mal calzado: las zapatillas demasiado duras o con poca amortiguación, y las zapatillas muy desgastadas pueden provocar esta lesión.
Causa anatómica: algunas alteraciones como los pies planos, las extremidades inferiores de diferente longitud, la rotación interna de cadera y la hiperpronación del tobillo pueden influir en la aparición de esta lesión. En estos casos, será necesario una corrección ortopédica (plantillas adaptadas) mediante un estudio de la marcha por parte de un fisioterapeuta especializado y/o podólogo.

¿Cómo puede ayudarle su fisioterapeuta?
El tratamiento de fisioterapia y las medidas de prevención son los pilares del tratamiento de la periostitis tibial. Es importante parar la actividad deportiva durante 48-72 horas (dependiendo del grado de lesión) para que el tratamiento sea eficaz.
El tratamiento de fisioterapia consiste en eliminar la inflamación y el dolor del deportista. Para ello, el fisioterapeuta puede:
Realizar estiramientos pasivos de la musculatura
Aplicar ultrasonidos en la zona afectada
Realizar masajes de descarga en la musculatura según tolerancia al dolor
Aplicar electroterapia analgésica
Aplicar hielo: en fase aguda de la lesión, se puede aplicar 3-4 veces al día durante 10 minutos.
Este tratamiento es totalmente compatible con el tratamiento médico (si existiera).

Una vez acabadas las sesiones de fisioterapia, será necesario empezar la actividad de forma progresiva y cumpliendo las medidas de prevención detalladas a continuación.

Para prevenir una recaída, si fuera necesario, el fisioterapeuta podrá realizar un vendaje funcional o “tape” en los primeros entrenamientos después de la lesión.
5 claves para prevenir la periostitis tibial
La prevención de la periostitis tibial consiste en atacar las causas detalladas anteriormente. Para minimizar los riesgos de lesión se recomienda:
Planificar bien los entrenamientos y los descansos
Realizar un buen calentamiento seguido de estiramientos suaves de la zona antes de la actividad deportiva
Controlar todos los factores externos: calzado, terreno, etc
Estirar de forma intensa la musculatura tibial después de la actividad (mantener unos 15-20 segundos cada estiramiento)
Aplicar hielo después de cada entrenamiento o prueba deportiva (10 minutos). Es necesario proteger la piel con un papel o trapo fino.
Es importante saber, que si no se siguen estas indicaciones, la lesión puede hacerse crónica e incluso producir una fractura de tibia por sobrecarga o estrés.

Consulte con su fisioterapeuta el tratamiento que mejor se adapte a su grado de lesión y objetivos personales.



Referencias

Wilder RP, et al. Overuse injuries: Tendinopathies, stress fractures, compartment syndrome, and shin splints. Clinics in Sports Medicine. 2004;23:55.

Messier SP, Legault C, Schoenlank CR, et al. Risk factors and mechanisms of knee injury in runners. Med Sci Sports Exerc 2008; 40:1873. Wen DY. Risk factors for overuse injuries in runners. Curr Sports Med Rep 2007; 6:307.    

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